En el distrito de Tongzhou, en los suburbios orientales de Beijing,
hay una modesta casa blanca rodeada de numerosos edificios residenciales.
El patio está adornado con las esculturas de la "madre
y del niño," dragones y Budas de diverso tamaño.
Todos son trabajos de su propietario -- Han Meilin, de 65 años,
el artista chino prolífico cuyos trabajos abarcan desde esculturas
urbanas colosales -- incluyendo la torre de reloj de los cinco dragones
en Atlanta, EE.UU. -- a diseños gráficos tales como
la insignia del ave fénix roja de Air China, la principal
línea aérea china.
Éste es el estudio
de Han Meilin. Instalado en 1989, es el primero en China que recibe
el nombre del artista, y el único de su clase subordinado
a la Asociación de Artistas Chinos.
Los pasillos de la exposición
de cinco pisos del estudio, están llenos de obras de arte
de Han y sus ayudantes y estudiantes. Los trabajos comprenden pintura
china, caligrafía, escultura, cerámica, talla en madera
y armas de bronce, papel recortado y tigres de paño. Más
de 3.000 entre ellos acaban de regresar de la exposición
personal de Han Meilin, del 31 de diciembre de 2001 al 13 de enero
en el Museo Nacional de Bellas Artes -- con la asistencia de más
de 50.000 visitantes de la parte continental de China y EE.UU.,
Japón, la India y Dinamarca, así como Hong-Kong y
Taiwán.
"Todas mis expectativas
quedaron superadas con la asistencia del público," dijo
Han en reciente encuentro con cuatro reporteros de china.org.cn.
Después de recorrer el estudio, los reporteros fueron recibidos
ante una mesa de madera exquisitamente tallada, que Han diseñó,
en un salón de reuniones detrás de su estudio.
Para Han, su éxito
obedece a la comprensión exacta, desde la perspectiva del
artista contemporáneo, de sus raíces en la tradición
del arte popular chino. "Tengo confianza en el camino que elegí."
afirmó. " Siempre estoy al tanto del arte popular, para
integrarlo a los conceptos contemporáneos.
En opinión de
Han, la ciencia y la tecnología, la democracia, el sistema
legislativo y la religión se pueden globalizar, pero no el
arte. El arte debe tener su identidad única, consideró,
lo que para un artista chino significa hundirse en las raíces
mismas de su nación. En ese sentido, deplora que haya artistas
chinos que den la espalda a sus raíces, especialmente los
que acaban de volver luego de años de estudios en otros países,
y comienzan a dar órdenes por todas partes sin ningún
análisis verdadero.
"Eso equivale a cortar los nervios del pueblo chino con unas
tijeras," explicó Han, "me preocupa que el arte
popular chino pueda morir con nuestra generación, o con la
de nuestros descendientes."
Para evitar que ello
ocurra, Han se propuso luchar contra las influencias que tienden
a desatender o degradar el arte popular chino en la reunión
anual de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino
(CCPPCh), celebrada en marzo pasado. Han es miembro de la CCPPCh
debido a sus grandes logros en el campo del arte.
Durante la entrevista,
Han Meilin mostró a los reporteros una fotografía
del pasillo de antigua Academia Central de Artes y Diseño,
donde se graduó en 1960. La academia se fusionó con
la Universidad de Tsinghua en 1999. El pasillo, brillante y nuevo,
se ve moderno repleto de esculturas de estilo occidental, pero sin
nada chino.
"El día en
que todas las artes se pongan de acuerdo entre ellas será
su Juicio Final," sentenció Han. "Cualquier clase
de arte debe tener su "raíz," añadió.
El arte arraigado firmemente puede prosperar diariamente mientras
que el que no tenga raíz pasará, incapaz de soportar
la prueba del tiempo. Con esa raíz bien sembrada en el corazón,
Han puede expresar su voluntad libremente en muchas formas artísticas.
"El arte se utiliza
para trasladar las sensaciones de uno a los demás. El tipo
de manifestación utilizada dependerá de lo que usted
intente trasladar, " expresó Han.
En una pared de su sala
de reunión está colgada una caligrafía en la
cual Han Meilin cuenta la historia de la lucha china contra la invasión
japonesa. "La mostré a los visitantes japoneses cuando
vinieron, y no podían decir una palabra," aseguró
con firmeza, como quien entiende la gravedad de la batalla por proteger
su nación.
Para Han, la combinación
de ideas modernas con las artes populares es el camino correcto.
La mayoría de sus pinturas y esculturas han heredado características
chinas tradicionales y han absorbido la quintaesencia del arte occidental.
Al emplear los estilos chinos y extranjeros, Han se concentra en
lo chino. Entre lo antiguo y moderno, se decanta por el segundo.
Entre la fuente y el curso del arte, escoge la fuente.
Han Meilin también
encuentra sus raíces en la vida rica y colorida del pueblo.
Por más de 20 años, ha estado viajando al campo. En
su viaje más reciente, el pasado mes de mayo, Han hizo un
viaje en microbús desde Beijing, acompañado por más
de 20 jóvenes. En los siete meses siguientes, cubrieron más
de 30.000 kilómetros. Lo que emerge de este contacto es el
trabajo versátil de Han, que combina características
nacionales con las modernas, integrando las bellas artes y el diseño.
"Debemos permanecer
en contacto con la vida verdadera si deseamos mantener un alto nivel
cultural," analizó Han, quien ha donado bolsas escolares
y otros útiles a los niños pobres en áreas
rurales. En algunos lugares, ha ayudado al gobierno local a instalar
escuelas del proyecto Esperanza. Su ayuda también se ha extendido
a las fábricas locales involucradas en actividades artísticas,
y no sólo financieramente -- Han también ha diseñado
para ellas, lo que ha constituido un apoyo para mantener la producción.
Con sus visitas a los
hornos del campo, Han y sus ayudantes ayudaron a salvar buena parte
de la artesanía tradicional, mientras comprendían
las características más especiales del arte popular.
En el estudio de Han Meilin los visitantes pueden ver el resultado
de este esfuerzo, en los muchos tazones y botellas cocidos al horno
en el sitio. Algunos parecen ser obras a inconclusas; otras son
de alto nivel artístico.
En años recientes,
Han comenzó su serie escultórica "Madre e Hijo,"
de las cuales algunas muestras se encuentran hoy en su patio. Cada
madre es delgada y elegante, y el hijo, rechoncho e ingenuo. El
contraste representa incisiva y vívidamente el amor más
sincero en la tierra.
"Precisamente porque
también experimenté muchas pérdidas y sufrimientos
es que valoro el amor hoy," confesó Han Meilin.
Es sabido que sufrió
una niñez dura y atravesó por dificultades extremas
durante la "revolución cultural" (1966-76) de ahí
que el artista crea que resulta muy aconsejable actuar y pensar
como un niño. De hecho, Han ha dicho que mantiene la mente
de un niño, que le ayuda a alimentar la ingenuidad, el optimismo,
el valor y el amor en sus obras -- todo como parte de su actitud
hacia la vida.
(China.org.cn de Li Jinhui
7 de febrero de 2002).
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